Los universos paralelos se vislumbraron con la genialidad de Albert Einstein.
jueves, 31 de diciembre de 2015
viernes, 18 de diciembre de 2015
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domingo, 6 de diciembre de 2015
sábado, 5 de diciembre de 2015
Posted: 04 Dec 2015 04:00 PM PST
Es una pregunta habitual cuando se habla del origen del universo. Y, aunque parezca mentira, no es nueva. Hace 1.600 años, la cuestión fue suscitada en el ámbito teológico: "¿Qué hacía Dios antes de crear los Cielos y la Tierra?". Sin duda una buena pregunta, a la que San Agustín respondió con humor que Dios “preparaba el infierno para los que hacen este tipo de preguntas”. Aparte de esta broma, San Agustín fue más lejos y afirmó, con sagacidad, que no tiene sentido preguntar en qué empleaba Dios su tiempo antes de crear el tiempo. De forma semejante, la pregunta "¿qué pasó antes del instante inicial?" no tiene mucho sentido. Pero, naturalmente, esto puede parecer un mero juego de palabras. Nuestra intuición nos dice que cada instante está precedido por otro, por lo que la idea de un "instante inicial", parece absurda. El problema es que nuestra intuición se basa en nuestra experiencia directa, y esa experiencia es muy limitada. En cuanto nos salimos de las escalas físicas humanas", nuestra intuición suele fallar clamorosamente.
Por ejemplo, a los pensadores de todas las civilizaciones antiguas (con la maravillosa excepción de la griega) les pareció evidente que la Tierra debía ser plana. Estaban extrapolando, erróneamente, la percepción que tenemos cuando nos desplazamos en distancias no mucho mayores que unas decenas de kilómetros. Por supuesto, ahora sabemos que, vista globalmente, la Tierra es redonda. Del mismo modo, el espacio y el tiempo, cuando se consideran globalmente, son muy diferentes de como los percibimos en nuestra experiencia ordinaria. PUBLICIDAD 3 La teoría La teoría del Big Bang se basa, a su vez, en la teoría general de la relatividad, formulada por Albert Einstein en 1915, y que representa una de las cumbres del pensamiento humano. Según la teoría de la relatividad, el espacio y el tiempo no son, como podría parecer, magnitudes inertes e inmutables. Por el contrario, el espacio-tiempo, como un todo, se puede estirar y encoger, curvar y retorcer. Su textura se parece más a la de la goma que a la del cristal. Y su geometría está determinada por la materia y energía que contiene. Todo esto son conceptos revolucionarios y fascinantes. El espacio y el tiempo no son el escenario impasible de un gran teatro, dentro del cual tiene lugar una representación. La teoría nos dice que la forma de ese teatro y su evolución temporal están determinados por los actores que pululan dentro de él, es decir, la materia y energía que pueblan el universo. Es importante subrayar que la teoría de la relatividad no es una mera especulación. Sus predicciones se han comprobado en una enorme variedad de situaciones físicas, hasta el momento sin un solo fallo. Pensemos, por ejemplo, que, desde el punto de vista relativista, algo tan familiar como la fuerza de la gravedad es simplemente la consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo, producida a su vez por la presencia de grandes masas, como planetas y estrellas. De hecho, la teoría de Einstein predice que las fuerzas gravitatorias han de ser tal como prescribe la venerable ley de la gravitación de Newton... con pequeñas correcciones (a veces no tan pequeñas). Y hasta ahora la naturaleza, "cuando ha tenido que elegir", siempre ha dado la razón a Einstein frente a Newton. Pues bien, cuando se aplica la teoría de la relatividad al universo como un todo, se encuentra que, necesariamente, este ha de pasar por una fase de expansión; es decir, el espacio mismo (con todo su contenido) ha de expandirse, igual que se hincha un pastel en el horno. Vista con los ojos de la teoría de Einstein, la expansión del universo se produce porque el espacio entre las galaxias está dilatándose; o, en otras palabras, se está creando espacio entre ellas. No solo eso, sino que el universo entero que observamos hubo de surgir de un solo punto, en un instante inicial denominado Big Bang. Por supuesto, los conceptos anteriores no son fáciles de visualizar. Podemos intentarlo utilizando un modelo de universo simplificado, de una sola dimensión espacial (en vez de las tres ordinarias) y una temporal (el tiempo ordinario). En esta imagen, el espacio-tiempo del universo tendría una forma parecida a un gigantesco dedal, como el de la figura. En ese dibujo el tiempo avanza hacia arriba. Cada sección circular del dedal (es decir cada anillo) representa el universo en un instante dado. A medida que avanza el tiempo (y por tanto subimos por la superficie del dedal), los anillos son cada vez más grandes, como consecuencia de la expansión del universo. El vértice inferior del dedal corresponde al Big Bang: el instante cero, en el que todo el universo estaba comprimido en un punto. En esta imagen, viajar imaginariamente hacia atrás en el tiempo significa deslizarnos hacia abajo por la superficie del dedal. Pero, si una vez alcanzado el instante inicial (Big Bang) intentáramos proseguir en la misma dirección, encontraríamos que regresamos hacia adelante en el tiempo. Es como si paseando por la superficie terrestre nos dirigimos hacia el Sur. En nuestras pequeñas escalas podemos seguir caminando en esa dirección de forma indefinida, pero si llegáramos a alcanzar el polo Sur terrestre, comprobaríamos que no es posible ir más allá. Si insistimos en continuar nuestro viaje, nos encontraremos caminando en dirección Norte. Notemos que en el dibujo, la superficie de dos dimensiones, que representa el espacio-tiempo, está inmersa en un espacio de tres dimensiones. Esto es consecuencia de una limitación de nuestro cerebro para imaginar superficies curvadas: tenemos que representarlas sumergidas en un espacio tridimensional. Pero matemáticamente no hay ninguna dificultad para formular una superficie o un espacio curvos, sin tener que recurrir a un mundo de dimensionalidad mayor. En nuestro ejemplo, la superficie en forma de dedal que representa el espacio-tiempo no tiene por qué estar sumergida en otro espacio de más dimensiones. Es un universo consistente en sí mismo. Por tanto, la respuesta a la pregunta "¿qué había antes del Big Bang?" es que nunca hubo un "antes del Big Bang”. ¿Fin de la historia? Podría ser, pero no es seguro. Incógnitas Hagamos una pregunta alternativa a la que da título a este artículo: ¿Es fiable la descripción que la teoría del Big Bang hace del origen del universo hasta el preciso instante inicial? Podemos decir que desde un segundo después del Big Bang en adelante, la descripción de la teoría es muy fiable, ya que en ese momento comenzó el proceso de nucleosíntesis primitiva, del que tenemos pruebas experimentales, concretamente la producción de elementos ligeros (como helio o litio) que pueblan el universo en las cantidades predichas por la teoría. Para instantes anteriores, hay que pensar que cuanto más reciente era el universo, a mayor temperatura estaba. Por tanto, una descripción fiable de lo que sucedió exige conocer cómo se comporta la materia a altísimas temperaturas. La física de partículas proporciona una teoría, el llamado Modelo Estándar, que describe con extraordinario éxito el comportamiento de las partículas hasta energías equivalentes a una temperatura de mil billones de grados. Nuestra intuición nos dice que cada instante está precedido por otro, por lo que la idea de un "instante inicial", parece absurda Esto corresponde aproximadamente a una cienmilmillonésima de segundo después del Big Bang. En consecuencia, aunque no disponemos de pruebas experimentales, podemos remontarnos hasta ese instante con bastantes garantías. Pero si seguimos acercándonos al instante inicial, ni siquiera disponemos de una teoría fiable. Es más, la propia teoría general de la relatividad, en su versión tradicional, muestra inconsistencias matemáticas en esas condiciones extremas. Por esta y otras razones, es una creencia extendida entre los físicos teóricos que la teoría necesita modificaciones. Y cuando se disponga de una teoría aún mejor, podría ser que encontremos sorpresas en torno al instante inicial. Pero, incluso sin salirnos del marco teórico actual, existen modelos interesantes que hacen pensar en una historia anterior al Big Bang. Quede claro sin embargo que aquí entramos ya en el terreno de la especulación. Modelos El llamado modelo de universo inflacionario se basa en una hipótesis sobre lo que pudo haber ocurrido en la época más remota del universo. La idea es que algún tipo de campo se hallaba fuera de su mínimo de potencial. En otras palabras, el valor del campo no era el que hacía que su energía fuera mínima. Esta situación también se denomina como "falso vacío". Las ecuaciones de la relatividad predicen que, en una circunstancia así, el universo se expandiría de forma vertiginosa, multiplicando su volumen muchos billones de billones de veces en una pequeñísima fracción de segundo. Cuando finalmente el valor del campo cayó a su mínimo, es decir al vacío verdadero, toda la energía acumulada en él se transformó en la materia y energía que hoy llena el universo. San Agustín afirmó, con sagacidad, que no tiene sentido preguntar en qué empleaba Dios su tiempo antes de crear el tiempo Hay que decir que el universo inflacionario es algo más que una pura especulación, puesto que ha cosechado grandes éxitos, por ejemplo la predicción correcta de la densidad de materia y energía que realmente presenta nuestro universo. Si el modelo es correcto, en su época más primitiva el universo se expandía de forma desbocada y solo contenía ese campo primigenio. Entonces, en ciertos puntos, al azar, el campo cayó a su valor de mínimo, es decir al vacío verdadero. En estos puntos se formaron “burbujas” de vacío verdadero que empezaron a crecer. Cada burbuja corresponde a un Big Bang “ordinario”, que da lugar a un universo independiente. En este escenario, nuestro universo no es más que una pequeña burbuja que se enciende y se apaga, inmersa en un universo global que se expande salvajemente. No queda claro en el modelo cuándo y cómo fue el inicio de ese universo global del que surgió nuestra burbuja, es decir cómo fue el verdadero instante inicial (en contraposición a nuestro "Big Bang doméstico"). Hay modelos altamente especulativos (y controvertidos) basados en la teoría de cuerdas, que recuperan la antigua idea de un universo cíclico Mencionemos también que hay modelos, altamente especulativos (y controvertidos) basados en la teoría de cuerdas, que recuperan la antigua idea de un universo cíclico, denominado en esta versión universo ecpirótico, en una forma sofisticada e invocando la existencia de dimensiones extras. En estos modelos, la fase de expansión del universo está precedida por una fase de contracción, que da lugar a una especie de rebote cósmico. Este esquema podría continuar de forma indefinida, es decir, el universo actual podría terminar en una contracción global, que, tras un nuevo rebote, diera lugar a un nuevo Big Bang, y así sucesivamente, tanto hacia adelante en el tiempo como hacia atrás. En conclusión, posiblemente no hubo nunca un "antes del Big Bang", lo que en sí mismo no supondría una contradicción lógica. Sin embargo, el preciso instante inicial está bajo sospecha teórica, y hay modelos interesantes que proponen una historia anterior a ese instante cero de nuestro universo. Para obtener mas información |
lunes, 30 de noviembre de 2015
Posted: 29 Nov 2015 10:00 AM PST
Hace casi un siglo, Albert Einstein predijo la existencia de ondas gravitacionales, una consecuencia fundamental de la relatividad que no se ha logrado confirmar desde entonces. El próximo 2 de diciembre, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanza la misión LISA Pathfinder con el objetivo de probar la tecnología necesaria para atraparlas por primera vez y, de paso, poner a prueba las teorías de Einstein como nunca se hizo antes.
La Teoría General de la Relatividad predice que la aceleración de grandes masas en el universo libera energía en forma de ondas que curvan el espacio-tiempo. Estas ondas moverían todos los objetos que encuentran a su paso como si fuesen boyas en el mar. Los cuerpos con mayor gravedad del universo, como dos agujeros negros que orbitan juntos hasta fusionarse, deberían generar distorsiones tan violentas que deberían poder detectarse en la Tierra. Captarlas sería como ganar un sentido más para percibir el cosmos más allá de la radiación electromagnética (luz, infrarrojos, rayos X…) que domina la astronomía actual.
“Hasta ahora solo hemos visto el universo y ahora podremos escucharlo por primera vez gracias a las ondas gravitacionales”, explica Carlos Sopuerta, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC), en Barcelona. Sopuerta dirige un equipo científico de 10 personas que participa en la misión junto a otros grupos de Alemania, Reino Unido, Italia, Francia, Suiza y Países Bajos.
Poner a prueba a Einstein en este campo es un reto tecnológico. Como explica el Instituto Albert Einstein de Hanóver, otra de las instituciones participantes en LISA Pathfinder, si una estrella en una galaxia cercana reventase en una supernova, produciría tanta energía como billones y billones de bombas atómicas. Buena parte se liberaría en forma de ondas gravitacionales, pero esa energía se iría debilitando como una onda expansiva y, al llegar al Sistema Solar, curvaría tan ligeramente el espacio-tiempo que la distancia del Sol a la Tierra solo cambiaría en menos del diámetro de un átomo de hidrógeno.
LISA Pathfinder probará la tecnología necesaria para que una futura misión espacial pueda captar estas vibraciones tan sutiles. El artefacto lleva en su interior una cámara de vacío con dos cubos de oro y platino de casi dos kilos cada uno. Están situados exactamente a 38 centímetros uno de otro y entre ellos circula un haz de luz láser. Si una onda gravitacional atravesase la cámara, el sistema captaría un leve cambio de la distancia relativa entre
Un millón de kilómetros
Hasta ahora, este tipo de radiación solo se ha captado de forma indirecta en estrellas binarias, un trabajo con el que Rusell Hulse y Joseph Taylor ganaron el Nobel de Física en 1993. El Big Bang, la explosión que dio origen al universo hace 13.700 millones de años, también habría generado estas ondas, aunque su detección sigue estando en entredicho. En la actualidad, varios experimentos en Tierra intentan ser los primeros en captar este fenómeno. El sentido de tener además un observatorio espacial es que estas vibraciones tienen rangos, como la luz, y algunos de ellos son imposibles de captar en Tierra, explica Sopuerta.
La tecnología que probará es la más apropiada para captar las emisiones de agujeros negros supermasivos, gigantes gravitatorios violentos y desconocidos que se encuentran en el centro de las galaxias, incluida la nuestra. “Sabemos que las galaxias colisionan varias veces a lo largo de su vida y captar estas ondas nos permitiría trazar la historia de la aparición de los agujeros negros”, resalta Sopuerta. Además, se probarían los límites de la relatividad en los regímenes de gravedad "más extremos".
La misión se desarrollará en el punto de Lagrange 1, a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección al Sol. Allí la gravedad de ambos cuerpos queda neutralizada y la nave permanece en “caída libre”. “Esto quiere decir que no hay ninguna fuerza que se aplique sobre la nave”, explica Damien Texier, responsable de las operaciones científicas de LISA Pathfinder desde el centro espacial de la ESA en Villanueva de la Cañada, cerca de Madrid. El sistema puede detectar cambios en la distancia entre las dos pesas a nivel del picómetro, equivalentes “al tamaño de un átomo pequeño”, resalta.
Para asegurarse de que solo se captan los efectos de las ondas gravitacionales, esta misión probará sistemas que contrarrestan el efecto del viento solar, los rayos cósmicos o cualquier otra perturbación interna o externa.
Una vez validadas en esta misión, estas tecnologías serán la base de eLISA, otra misión de la ESA que se lanzaría en 2034 para detectar las ondas gravitacionales. Constaría de tres naves dispuestas en triángulo y separadas al menos por un millón de kilómetros cada una.
jueves, 26 de noviembre de 2015
martes, 24 de noviembre de 2015
lunes, 13 de julio de 2015
sábado, 11 de julio de 2015
domingo, 7 de junio de 2015
Arrestan a hombre del futuro en Suiza dentro del Gran Colisionador de Hadrones
Hombre arrestado en el LCH en Suiza afirma provenir del futuro; Eloi Cole asegura tener la misión de eliminar el colisionador para evitar la destrucción mundial
Por: pijamasurf - 02/06/2010 a las 12:06:20
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En un caso simulado ya en varios guiones
cinematográficos, en donde un personaje del futuro viaja a nuestro
presente para impedir un suceso o la construcción de un artefacto que
terminará por destruir al planeta, se ha reportado el arresto de Eloi
Cole, un hombre que clama venir del futuro para salvar a la humanidad.
Su misión es clara: sabotear el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) para
evitar la eventual destrucción del mundo.
Recientemente el LHC ocupó los titulares
tras lograr la colisión de partículas a una velocidad récord. Eloi Cole
fue detenido mientras intentaba sabotear parte del proceso del LHC. Al
ser cuestionado, en primera instancia reveló que buscaba combustible
para operar su máquina del tiempo. Posteriormente confesó su misión de
detener las labores del LHC y así prevenir la futura destrucción
planetaria.
Pero la historia continúa. Resulta que
Cole fue arrestado y trasladado a un hospital mental en Ginebra. Sin
embargo, a las pocas horas de haber sido ingresado se desvaneció
misteriosamente sin dejar rastro alguno, lo cual ha desconcertado
profundamente a las autoridades.
El Gran Colisionador de Hadrones (crisol
de la conciencia tecnofuturista), considerado como la máquina más
costosa y más potente creada jamás por el ser humano, tiene el fin de
recrear las condiciones originales en las que nuestro universo se creó
para revelar algunos de los enigmas milenarios que han motivado siglos
de trabajo científico y reflexión. Sin embargo, hay quienes aseguran que
quizá la psique colectiva, incluso la de los más avanzados
investigadores, aún no esta preparada para recibir algunas de las
respuestas que el LHC tiene para nosotros. Ello nos recuerda a la
ecuación evolucionista de los ensayos sobre neuropolítica del Dr. Tim
Leary, en los que se plantea la extensión indefinida de la vida humana
como máxima meta de la ciencia, pero para ello se recalcan dos
requisitos indispensables: la migración espacial en busca de expandir
nuestro hábitat y, en especial, la elevación de la
conciencia-inteligencia del ser humano para ser capaz de acceder a estos
nuevos portales de la evolución.
Anteriormente ya se había planteado la
posibilidad de intentos futuristas de sabotaje al Gran Colisionador de
Hadrones, como una posible explicación a la sistemática mala suerte que
ha tenido el proyecto a lo largo de sus dos años de vida. ¿Qué fuerzas
buscan impedir el correcto funcionamiento de esta máquina cuasidivina?
¿Realmente podrían estar pujando desde el futuro para detener su
activación? Y en caso de que así fuera, ¿es esta una intención
protectora o un sabotaje contra la expansión de la conciencia cósmica de
una raza humana todavía primitiva?
Parece como si Dios, consciente de que
al descubrir las reglas del juego universal este mágico juego terminará
para todos, buscara extender el misterio en torno a la arquitectura
original del tablero y mantener así el pulso narrativo del universo y de
la conciencia: del juego cósmico. Seguramente el mainstream media
y las versiones oficiales sepultarán esta historia como un caso más de
la aislada psicosis de un individuo, –y es que, más allá de que sea un
tributo parte del “día de los tontos”, es dificil leer este tipo de
notas sin que se detonen en nosotros las neuroconexiones específicas
para cuestionarnos los pilares de nuestra desgastada realidad racional.
Una sonrisa que nos hace cuestionar la construcción de este programa de
realidad.
via IT Grunts
Más información en The Daily Galaxy
lunes, 11 de mayo de 2015
sábado, 2 de mayo de 2015
sábado, 18 de abril de 2015
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Resumen de Noticias G.A.B.I.E
domingo, 15 de marzo de 2015
PARTÍCULAS, UNIVERSOS, LUZ.
La partícula que supere la velocidad de la luz, "c", cercana a 300.000 kms por segundo, debe tener masa, cero, volumen, cero, y densidad,nula. Una partícula asi, ¿cómo podría detectarse?. Porque tampoco deberia tener alguna temperatura mensurable.Sería como la misma VELOCIDAD,un simple NÚMERO viajando a todas partes, a velocidad infinita, o n veces la de la luz.
Se ha establecido que cualquier cosa que supere la velocidad de la luz, tendría masa infinita. Por tanto, no podría moverse, por la resistencia que lograria. Velocidad cero, no puede existir, porque siempre la misma, está en relación a otra cosa. El movimiento, depende de otros puntos de referencia, considerados como fijos, aunque también pueden moverse. Por todo esto, si queremos saber si existe una partícula que supera "c". debe haberla en otro universo, que no contemple los postulados de Einstein. Un cosmos "i", imaginario. Pero se sabe que si algo se mueve a velocidad c, es la misma luz. ¿Puede haber alguna radiación oculta en la luz que no hemos descubierto, aún, aparte de rayos equis,infrarros, ultravioletas,etc?.¿Habrá algo que sea la partícula de la NADA,que tenga propiedades distintas a la de la materia y la energía ordinaria?. Si se encontrara en los extremos del universo, nunca seria hallada, porque no llegaria a nosotros, por superar "c"-Si llegara ¿entraría por nuestra mente?. ¿Serian nuestros sentimientos?. ¿Se trataría de la mente misma?. Es posible, que antes del big bang, exista la mente,los sentimientos, listos para actuar en múltiples cosmos de la materia. Sin principio ni fin. Quizás la mecánica cuántica, nos de las respuestas que necesitamos, para cambiar nuestra visión del universo. Para pensarlo...¿no?.
viernes, 6 de marzo de 2015
martes, 17 de febrero de 2015
¿Resuelto el problema de la antimateria?
Un grupo de investigadores de la Universidad de Syracusa acaba de anunciar una serie de importantes hallazgos sobre una extraña partícula subatómica, el mesón Bs, que podrían explicar por qué el Universo contiene mucha más materia que antimateria.
La cuestión de la “antimateria perdida”
ha intrigado a los Físicos durante décadas. Según predicen los modelos
vigentes, durante el Big Bang tuvo por fuerza que producirse una
cantidad igual de materia que de antimateria. Pero en la actualidad todo
lo que vemos a nuestro alrededor está hecho de materia. ¿Dónde está, pues, la antimateria que falta?
Igual que la materia, también la antimateria está constituida por átomos y partículas. De hecho, a cada partícula de materia que existe le corresponde su propia antipartícula,
que es exactamente igual a ella excepto por la carga eléctrica, que es
la opuesta. Por ejemplo, la antipartícula del electrón es el positrón,
la del protón se llama antiprotón, y así sucesivamente.
Aniquilación espontánea
Se da la circunstancia de que,
cuando una partícula de materia entra en contacto con una de
antimateria, ambas se aniquilan por completo en un súbito y luminoso
fogonazo. Si un astronauta pusiera el pie sobre un hipotético planeta
hecho de antimateria, todos sus átomos se desintegrarían al instante, al
mismo tiempo que una cantidad equivalente de “antiátomos” del planeta
haría lo propio.
Sin embargo, parece poco
probable que existan planetas, estrellas o incluso galaxias enteras
hechas de antimateria. Si así fuera, seríamos capaces de ver cómo ambas
se aniquilan en la frontera entre la antimateria y la materia que las
rodea. Y nadie ha visto jamás señal alguna de que algo parecido esté
ocurriendo.
Sin embargo, en septiembre de
2006 un equipo de físicos del Fermilab descubrieron en su laboratorio un
tipo de partícula, el mesón Bs, que hasta ese momento había sido solo
una posibilidad teórica. Se da la circunstancia de que el mesón Bs tiene
la extraordinaria capacidad deoscilar entre una partícua de materia y
una de antimateria. Es decir, que puede ser, alternativamente, materia y
antimateria.
El extraordinario hallazgo
prometía abrir las puertas de una nueva física hasta ahora desconocida.
Por eso, comprender mejor las características de este extraño mesón se
ha convertido en uno de los principales objetivos del experimento LHCb,
en el CERN, el laboratorio de Física más importante del mundo, con sede
en Ginebra. Los físicos del LHCb llevan a cabo complicados experimentos
que intentan aclarar lo que sucedió durante los primeros instantes del
Big Bang, y cómo la materia que hoy nos resulta tan común logró crearse y
extenderse por todo el Universo.
Fue precisamente allí, en un
taller celebrado en el CERN, donde el profesor Sheldon Stone acaba de
anunciar sus hallazgos. “Muchos experimentos internacionales -afirma el
científico- están interesados en el mesón Bs porque es una partícula que
puede oscilar entre materia y antimateria. Comprender sus propiedades
podría explicar la violación de la simetría CP, que se refiere a la
necesidad de que exista un equilibrio entre materia y antimateria en el
Universo y cuyo aparente incumplimiento es uno de los mayores desafíos
de la física de partículas”.
Quark y antiquark
Los investigadores creen que,
hace unos 14.000 millones de años, la energía del Big Bang se fue
transformando en cantidades idénticas de materia y de antimateria. Pero a
medida que el Universo se enfriaba y se expandía, su composición fue
cambiando. Tras el Big Bang, toda la antimateria desapareció dejando
tras de sí a la materia ordinaria, a partir de la cual se fueron creando
las primeras estrellas y galaxias, y todo lo demás hasta llegar a la
Tierra y a las formas de vida que hay en ella.
“Algo tuvo que ocurrir -afirma
Stone- para causar esta violación de la simetría CP y, por consiguiente,
formar el Universo que podemos ver en la actualidad”.
Stone está convencido de que
parte de la respuesta está, precisamente, en el mesón Bs, que está
formado por un antiquark y un quark extraño (una de las familias de los
quarks) a los que mantiene unidos gracias a la interacción fuerte. Como
se sabe, los quark son los componentes fundamentales de otras
partículas, como protones y neutrones, dentro del núcleo atómico.
Stone y su equipo han estudiado a fondo los resultados de dos experimentos llevados a cabo en 2009 en el Fermilab, en Chicago, donde se encuentra otro de los aceleradores de partículas más grandes del mundo.
“Los resultados de esos
experimentos – explica Stone- mostraban que las oscilaciones
materia-antimateria del mesón Bs se desviaban de lo predicho por el
Modelo Estandar de la Física, pero las propias incertidumbres alrededor
de esos resultados eran demasiado altas como para llegar a conclusiones
sólidas”.
Así que el investigador, junto a
sus colegas, no tuvo más remedio que desarrollar por sí mismo una nueva
técnica que le permitiera tomar medidas mucho más precisas del mesón
Bs. Y sus nuevos resultados muestran que las oscilaciones del mesón Bs
entre materia y antimateria son, exactamente, las que predice el Modelo
Estandar.
Stone afirma que las nuevas
mediciones restringen enormemente los “reinos” en los que esa nueva
física podría esconderse, lo que obligará a los investigadors a ampliar
sus búsquedas en otras áreas. “Todo el mundo sabe que existe una nueva física -dice Stone-. Sólo necesitamos llevar a cabo análisis más sensibles para lograr olfatearla”.
lunes, 16 de febrero de 2015
miércoles, 11 de febrero de 2015
artes, 10 de febrero de 2015
Un experimento cuántico sugiere que el tiempo puede correr hacia atrás
Un nuevo estudio de EE.UU. sugiere que el futuro podría influir en el
pasado y el presente, una evidencia que ha sido demostrada en el mundo
de la mecánica cuántica.
Científicos de EE.UU. han ideado una serie de nuevos experimentos para
investigar las propiedades mecánicas cuánticas de las partículas
individuales, escribe 'Daily Mail'. Estas partículas no tienen un estado
fijo hasta que son observadas por el científico.
El estudio encontró que el saber el futuro resultado de la partícula
también cambia su estado inicial. Es decir, las partículas cambian su
estado debido al conocimiento del científico, lo que sugiere que en el
mundo cuántico el tiempo podría correr tanto hacia atrás como hacia
delante.
Los físicos, liderados por Kater Murch de la Universidad de Washington,
han comprobado la teoría con mediciones a través de dispositivos. Como
resultado, establecieron que el tiempo del mundo cuántico se dirige
tanto hacia atrás como hacia adelante, mientras que en el mundo clásico
sólo se ejecuta hacia adelante. "No está claro por qué en el mundo real,
un mundo hecho de muchas partículas, el tiempo sólo marcha hacia
adelante y la entropía siempre aumenta", comentó el profesor Murch,
añadiendo que este problema podría resolverse en los próximos años.
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